EN
MI ESTUDIO
Estoy en mi estudio que huele a pintura, (¡me encanta
ese olor!)...dentro de mi bata llena de manchas. He dejado
los pinceles junto a la paleta que fue de mi madre. Tengo
frente a mí una minerva de hierro que ha presidido
todos los talleres de mi padre, y una frase escrita:"Una
pieza bella sea nuestro afán"... Me es difícil
escribir... Los sentimientos afloran después de casi
30 años... Me vienen como flashes los sonidos del
yunque, el olor a la fragua recién encendida, el
pequeño jardín, el rosal, el cuadro inacabado
de mi madre, su novela...
Mi
padre me enseño a forjar, y no fue fácil.
Yo era muy tozuda y siempre creía tener la razón.
Me enseñó también a dibujar, a usar
diferentes técnicas: cera, oleo, acuarela, envejecer
objetos, policromar, linograbado... -Aprende a dibujar bien
y luego desdibuja, de diez dibujos, rompe la mitad y de
esta mitad quedate con uno-.
Era un maestro severo, y yo subía corriendo a llorarle
mi disgusto a mi madre. El subía detrás, y
para calmarme, empezaba a contarme historias de cuando era
chico, de cuando estudiaba en París. Hablaba moviendo
sus manos, dibujando en el aire sus ideas, acariciando esa
obra irreal, soñada...
Recuerdo vivamente sus manos, pequeñas, fuertes.
Cuando murió, se las crucé sobre el pecho
y le puse un Cristo en ellas. Pensé que el mundo
se iba a acabar en ese momento , pero siguió como
si nada.